Pasteur entre Tucumán y Viamonte. Julio de 1994. La vida va y viene. A Maradona “le habían cortado las piernas”.
18 de julio. Un barrio. Su gente. Un edificio, la Asociación Mutual Israelita Argentina. La AMIA. 9.53 horas. Una explosión, un atentado. Sirenas, gritos.
Y desde allí, el protagonista muy bien interpretado por Marcelo Saltal, une esos fragmentos, poética y desgarradoramente.
¿Acaso la poesía no debe desgarrar?

En este unipersonal se lucen la austeridad, el violín de Cori Guerrero en vivo y una iluminación adecuada da cuenta desde otra perspectiva del momento de la explosión: Marcelo habla desde los escombros. Marcelo hombre, padre, pareja, amigo, vecino, hijo.
Los llamados telefónicos que recibe van jugando a modo de reconstrucción de la memoria y la posibilidad de ubicarse allí, en ese preciso instante, como dice Memoria Activa, en ese lugar.
Marcelo y su miedo, la oscuridad, la extrañeza, su fiebre, su trabajo, su mujer, sus hijos, sus amigos, su país. Los gritos de afuera, de adentro y el silencio.
Esta obra tiene la sencillez de saber contar en primera persona, desde adentro del edificio, el atentado más grande perpetrado en territorio argentino, hace ya 30 años y que aún permanece impune.

Ojalá que el arte y la memoria sean, también, fuente de Justicia.
Espacio Tole Tole Teatro, Pasteur 683 , en la misma cuadra de la AMIA
Viernes 21.00 horas
